El peeling químico es uno de los procedimientos más populares de la estética. La palabra “peeling” significa descamación y consiste en la utilización de sustancias químicas sobre la piel para renovar sus capas y poder así eliminar imperfecciones y favorecer un color uniforme y lograr una piel más fresca. El peeling es un procedimiento en el que se consigue la atenuación de las arrugas, una piel rejuvenecida y bien hidratada, el control de la secreción grasa, y luminosidad.
Normalmente se utilizan diferentes ácidos (glicólico, salicílico, mandélico, resorcina, tricloracético, fenol, etc.) en función de los resultados que se busquen, del tipo de piel, del estado cutáneo, de la edad y del historial clínico.
Como dermatóloga aprendí que menos es más en cuanto al peeling. Los peeling que realizamos son muy superficiales, donde la descamación es casi imperceptible, se realiza en sesiones, por lo general 5 o 6, y en cada una se van logrando diferentes objetivos.
Previo a las sesiones de peeling la piel debe ser preparada con cremas que hidraten y que inhiban la producción del pigmento en la piel.
Los efectos del peeling facial son bastante duraderos aunque se recomienda hacer sesiones de mantenimiento y utilizar siempre una crema de mantenimiento y protector solar.